Este país es como es y, parece ser, que seguirá siendo así, porque si no fuese como es, no sería lo que es. Como diría Hamlet, “ser o no ser: esa es la cuestión”, pero la cuestión es que se es o no se es, se actúa o no se actúa, se mire por donde se mire, si es que algunos quieren que se pueda mirar. Quizá todo sea cuestión de identidades matemáticas o pura trigonometría tangencial especulativa (¿cómooorlll?, jaaarl) para salirse por la tangente con el problema añadido de desconocer la medida del ángulo en cuestión siendo la sufrida ciudadanía quien paga los platos rotos, como suele ser habitual. O sea, los catetos del triángulo rectángulo.
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Confieso que iba a escribir sobre todo lo ocurrido en estas últimas semanas, desde la Fundación Ideas (PSOE), la regularización fiscal (amnistía, las cosas por su nombre) de la empresa del señor Bárcenas y la supuesta financiación ilegal, incluyendo sobres con dinero negro, del PP, el partido en el gobierno. Sinceramente, no puedo, todo eso me desborda. Todo esto se reduce a una simple palabra: DINERO. Pero desde aquí no se acusará a nadie porque todos tenemos el derecho a la presunción de inocencia hasta que la justicia no ponga las cosas en su sitio. Ahora bien, si a un servidor se le acusa de haber recibido dinero en negro por unos supuestos papeles que aparecen, este servidor inmediatamente, tras conocer esa noticia, se presentaría en el juzgado para formalizar la pertinente denuncia puesto que no tengo nada que ocultar en ese asunto. Sin embargo, todavía algunos no han denunciado esa supuesta falsedad en los juzgados y la ciudadanía se empieza a indignar más de lo que está. Insisto: todos tenemos derecho a la presunción de inocencia. Lo único que pido es que, si hubiesen delitos, que no prescriban y la justicia ponga a buen recaudo a los culpables.
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Lo que si tengo claro, y eso nadie me lo puede negar, es que en mi país hay corrupción, de un lado y del otro. ¿Quién tiene la culpa de todo esto? Sí, usted ha acertado: los catetos del triángulo rectángulo que siempre pagan los platos rotos.
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Los políticos honrados
se quitan de en medio
cuando cae sobre ellos
la sospecha.
Antonio Gala, escritor (1.930)
Los políticos honrados
se quitan de en medio
cuando cae sobre ellos
la sospecha.
Antonio Gala, escritor (1.930)
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