jueves, 24 de enero de 2013

¡Silencio!

Érase una vez una niña que se sentía furiosa. Estaba tan enfadada que no podía hablar con un tono de voz normal. ¡Sólo gritaba!
.
- ¡No quiero cenar! – y apartó el plato con la mano.

..
- Muy bien, eso significa que no tienes hambre – dijo su madre -. De todos modos, ya casi es la hora del baño.
.
- ¡No quiero quitarme la ropa! – gritó la niña mientras pataleaba.
.
- Muy bien, ya te la quito yo – repuso la madre -. La bañera casi está.
.
- ¡No quiero bañarme! – vociferó la pequeña, que se escondió detrás de la toalla.
.
- Muy bien, pues te meteré yo en el agua – dijo su madre - . Ya deberías estar en la cama.
.

- ¡No quiero irme a la cama! – chilló la niña, que volvió a sentarse.
.
- Muy bien, entonces tendré que llevarte yo como si fueses un bebé. Ya deberías estar dormida.
.
- ¡No quiero dormir! – exclamó la niña, con cara de muy pocos amigos.



- ¡Y yo no quiero escuchar ni un grito más! – chilló la madre.
.
- Pues estás gritando – se asustó la pequeña.
.
- ¡Es verdad! – la madre sonrió -. ¡Lo siento!
.
Y la niña, sonriendo, dijo:
.
- Yo también lo siento.
.

Y se acabaron los gritos. Ya sólo se oía un suave ronquido de la niña, dormida.
.

.
© Nicola Baxter.
© Pauline Siewert (dibujos).

Lo mejor que se le puede dar a los hijos,
además de buenos hábitos,
son buenos recuerdos.

Sydney Harris, periodista (1.917 - 1.986)

No hay comentarios: