miércoles, 27 de febrero de 2013

Póngamelo usté picaíto que es pa cachimba.

No sé usted, pero yo es que no me aclaro en absoluto... ¿Quizá quiso decir que no es lo mismo la ósmosis de la praxis que la entelequia reciclada del guarismo inapetente? 

Y mientras tanto, la bola de nieve, y no del Canadá precisamente, crece...


Leemos mal el Mundo y decimos
luego que nos engaña.

Rabindranath Tagore (7-5-1.861, 7-8-1.941)
Premio Nobel de Literatura en 1.913

domingo, 24 de febrero de 2013

El Debate y la Nación: quo vadis, Hispania?

Terminó el debate del Estado de la Nación 2.013 y sus señorías han hablado de todo, o casi de todo. Toda la oposición hizo mención a la actual política de constricción que sigue el actual gobierno del Partido Popular consistente en dar tijerazos aquí y en donde se tengan que dar para que este país, España, salga de la crisis económica que padecemos. Propuestas las hubieron de todos los signos, cosa de la cual nos podemos congratular, porque se observa un interés por quienes nos gobiernan y por quienes ejercen la oposición dando muestras de preocupación por la navegación escorada y haciendo aguas del país. El debate, según las encuestas del CIS, lo ganó el presidente por un comodísimo margen con respecto al principal líder de la oposición, pero la impresión general es que ni el uno ni el otro ganaron ni perdieron: perdió el país.
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Las medidas adoptadas por el gobierno desde que asumió el poder han sido muy sangrantes para todos los colectivos sociales, incluso muy impopulares, aunque no tanto para un grupúsculo que es minoría. Se ha cargado en impuestos (directos o indirectos) a la clase media y a las desfavorecidas para  sacar a flote al país, perjudicando notablemente el consumo y, en consecuencia, la creación de puestos de trabajo ya que las empresas quiebran y sus empleados pasan a engrosar, día a día, las estadísticas negativas de empleo.
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Evidentemente, si hubiese un gobierno de distinto signo, los recortes también serían el pan nuestro de cada día porque no quedaba otra salida y la situación, probablemente, sería la misma que la que estamos viviendo actualmente. Tal es la coyuntura del país que sería un suicidio no hacerlo y sin la tijera estaríamos con la proa puesta al abismo más profundo. La sociedad española es consciente de los recortes, pero no llega a entender el gran sacrificio que está haciendo y cómo fue posible llegar hasta aquí. O quizá, sí. Pero no se trata de decir la manida frase argumentativa que “hemos vivido por encima de nuestras posibilidades”.
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El gobierno, en el debate del Estado de la Nación, anunció una serie de medidas que, en un plazo razonable puedan dar un giro a la situación económica y, por tanto, a la situación de los ciudadanos del país, volviendo poco a poco a la senda del estado del bienestar que prácticamente se ha desmontado. Ojalá sea así, y eso es lo que esperamos todos, pero que también adopten medidas, como han manifestado, contra la corrupción existente y que la justicia se vea apoyada con más recursos para que los corruptos pasen una buena temporada en la sombra. Y también que en sanidad y educación, pilares básicos de una sociedad desarrollada se vean los frutos, pero no privatizándolos.
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No se trata ahora de pedir la dimisión del jefe del ejecutivo o la convocatoria de nuevas elecciones. El juego democrático nos dice que el actual gobierno ha sido elegido democráticamente por los ciudadanos, guste o no guste, pero lar urnas han hablado y, consecuentemente, tienen todo el derecho de ejercer una acción de gobierno que creen adecuada para corregir el timón de nuestro barco. Pensemos: una dimisión o una convocatoria electoral quizá daría alas a los especuladores financieros, que no están dentro de nuestras fronteras,  y la escasa estabilidad que tiene el país saltaría por los aires. Eso sí, el partido del gobierno tiene que darnos explicaciones sobre la posible corrupción que existe dentro de su seno y las razones por las que hoy dicen blanco y mañana dicen negro, pues de esa manera la transparencia que necesita urgentemente este país cristalizaría. Y a los otros, les digo lo mismo. Necesitamos una regeneración muy profunda y volver a retomar la confianza perdida en unos y en otros.
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Sólo hay una regla para
todos los políticos del mundo:
no digas en el poder
lo que decías en la oposición.
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John Galsworthy (1.867-1.933), escritor inglés.

viernes, 15 de febrero de 2013

Un rinconcito de mis recuerdos.

En este día tan especial, quiero recordar a alguien que formó parte de mi vida y que por más que quiera, no consigo quitármelo de la cabeza ni un segundo. Siempre le tengo un rinconcito de mis recuerdos.
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Cariño mío, quiero que sepas que siempre fuiste especial para mí. Eras el príncipe de la casa (entre tantos niños...). Tú eras único, el Rey.
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Y ahora que no te encuentras entre nosotros, quiero agradecerte los grandes momentos que pasamos juntos. Siempre recordaré las tardes interminables en la playa, cuando no salías del agua ni para comer, ¡mi pececito!, o las veces que recorríamos el parque en busca de aventuras y mucha diversión, pero con lo que me quedo es con tu admiración por los carnavales (pirata, pistolero...), ¡qué lindo!, cuando observabas con asombro las galas de las reinas y drags a altas horas de la noche, sin querer dormir para ver al ganador, ¡tan ilusionado!
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Ahora no tengo nada de eso porque me faltas TÚ, y aunque aquí se quedaron los niños, nadie llena ese vacío que me dejaste.
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No te tengo rencor por haberte ido antes que yo. Lo que sí me da rabia es no poder contemplar esa sonrisa eterna en tu cara, aquella que cuando aparecía cerraba hasta tus ojos.
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Sólo deseo, AMOR MÍO, que allá donde estés nunca olvides el cariño que te dimos.
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Por último, quiero decir que sí es verdad que perdí a un sobrino, pero el tiempo me ha demostrado que he ganado un ÁNGEL.
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Cuida de nosotros como lo has hecho hasta ahora y, si le he perdido miedo a la muerte, es porque, tarde o temprano, sé que me voy a encontrar contigo.
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Besos de tu tía.
© Luz María Acosta Reyes

miércoles, 13 de febrero de 2013

Ni sí, ni no, sino todo lo contrario.

Esto es lo que decía el señor Carlos Floriano, vicesecretario general de organización del PP, del señor Sepúlveda, ex alcalde de Pozuelo de Alarcón (Madrid), imputado por cohecho, prevaricación, malversación de caudales públicos y delitos contra la hacienda pública. Caso Gürtel, ¿les suena? Prudencia, la presunción de inocencia es un derecho y como derecho, el señor Sepúlveda puede negarse a declarar ante el juez.
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.Lunes, 4 de febrero de 2.013.
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Lo que viene a continuación se parece bastante a una canción infantil... “Pasaron un, dos, tres, cuatro, cinco, seis semanas..., y aquel barquito, y aquel barquito, y aquel barquito navegó..., y si esta historia parece corta volveremos volveremos a empezar...” No hizo falta cantar tanto, pues justamente una semana después, la secretaria general del PP, la señora María Dolores de Cospedal, anunciaba lo siguiente.
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Lunes, 11 de febrero de 2.013.
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¿Empezamos? “Había una vez un barquito chiquitito, había una vez un barquito chiquitito…”
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Espero que al señor Sepúlveda se le haya aplicado la legislación laboral actual: 12 días por año trabajado, como a todos los demás. Por favor, ruego me corrijan si me equivoco.
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Hay otros que también deberían permanecer en silencio, sin rechistar, porque los jóvenes les han dado un buen tirón de orejas diciéndoles verdades contundentes y sin derecho a réplica.
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.Cuando hables, procura que tus
palabras sean mejores que el silencio.
Proverbio hindú

lunes, 11 de febrero de 2013

El osito amable

El osito iba corriendo por el bosque.
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- ¡Arriba todo el mundo! – gritaba mientras pisoteaba un montón de hojas secas -. ¿Quién viene a jugar conmigo?
- ¡Yo voy! – contestó el cervatillo, que salió disparado de detrás de unos arbustos.
- ¡Y yo! – dijo sonriendo la ardilla mientras bajaba correteando por un tronco.
- ¡Y yo también! – añadió el conejito, asomándose por la madriguera.
- Si salís a jugar, no os metáis en el río – dijo mamá coneja.
- Tampoco os ensuciéis – dijo mamá ardilla.
- Y no lleguéis tarde – añadió mamá cierva.
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Mientras, el osito se balanceaba en una rama.
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- ¡Vamos a divertirnos! – gritó a sus amigos -. Escondeos, y yo os buscaré.
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El osito y sus amigos estuvieron jugando al escondite toda la mañana. Se escondían en un montón de sitios:
en los agujeros del suelo, detrás de los árboles y entre las ramas. Cada vez se alejaban más de su casa y comenzaban a sentirse cansados.
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Finalmente, el cervatillo, la ardilla y el conejito cayeron rendidos sobre la hierba, a orillas del río. Pero el osito no estaba cansado.
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- ¡Qué sed tengo! – exclamó el conejito.
- Te traeré algo de beber – se ofreció sonriente el osito.
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Se metió de un brinco en el río y comenzó a salpicar agua con las zarpas. Cuando salió del agua, tenía el pelo empapado.
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- ¡Ahí va! Si no podíamos meternos en el río… - recordó el conejito.
- ¡Qué hambre tengo! – refunfuñó la ardilla cuando el osito volvía del río.
- Te traeré unas nueces – se ofreció sonriente el osito.
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Se subió a un árbol que había cerca y al bajar, llevaba ramitas y hojas pegadas en el pelo mojado.
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- ¡Ahí va! Si no podíamos ensuciarnos… - recordó la ardilla.
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El osito quería seguir jugando, pero el cervatillo estaba preocupado. Estaban muy lejos de casa.
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- Será mejor que volvamos o llegaremos tarde – dijo el cervatillo.
- Yo iré corriendo primero para decirles a todos que estáis de camino – propuso el osito.
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- ¿Y si nos perdemos? – preguntó el cervatillo -. Yo no conozco bien el camino.
- Yo sí lo conozco – dijo el osito -. Dejaré mis huellas en el suelo para que podáis seguirlas.
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El osito regresó corriendo, marcando el camino a su paso.
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- ¡Dios mío! – exclamó al verlo mamá coneja -. Estás empapado. Eso significa que os habéis metido en el río…
- ¡Y qué sucio estás! – dijo mamá ardilla -. ¡Mira cómo te has puesto!
- Además llegas tarde, osito travieso – dijo mamá cierva -. ¿Dónde están los demás?
- ¡Estamos aquí! – gritó el conejito saliendo de entre los árboles - . Tenía sed
y el osito se metió en el río para darme de beber.
- Y yo tenía hambre y el osito se ensució al cogerme unas nueces – añadió la ardilla.
- Y regresó corriendo a casa para que no os preocuparais si llegábamos tarde – dijo el cervatillo.
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Entonces mamá coneja, mamá ardilla y mamá cierva dedicaron al osito una gran sonrisa.
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- Bueno, parece que no eres tan travieso – dijeron -. ¡Has sido un osito muy amable!
Texto:  © Jillian Harker
Ilustración: © Caroline Pedler

Sin amabilidad el ser humano
deambula por la vida torpemente.

Doménico Cieri Estrada, escritor (1.954)

domingo, 3 de febrero de 2013

Trigonometría tangencial especulativa.

Este país es como es y, parece ser, que seguirá siendo así, porque si no fuese como es, no sería lo que es. Como diría Hamlet, “ser o no ser: esa es la cuestión”, pero la cuestión es que se es o no se es, se actúa o no se actúa, se mire por donde se mire, si es que algunos quieren que se pueda mirar. Quizá todo sea cuestión de identidades matemáticas o pura trigonometría tangencial especulativa (¿cómooorlll?, jaaarl) para salirse por la tangente con el problema añadido de desconocer la medida del ángulo en cuestión siendo la sufrida ciudadanía quien paga los platos rotos, como suele ser habitual. O sea, los catetos del triángulo rectángulo.
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Confieso que iba a escribir sobre todo lo ocurrido en estas últimas semanas, desde la Fundación Ideas (PSOE), la regularización fiscal (amnistía, las cosas por su nombre) de la empresa del señor Bárcenas y la supuesta financiación ilegal, incluyendo sobres con dinero negro, del PP, el partido en el gobierno. Sinceramente, no puedo, todo eso me desborda. Todo esto se reduce a una simple palabra: DINERO. Pero desde aquí no se acusará a nadie porque todos tenemos el derecho a la presunción de inocencia hasta que la justicia no ponga las cosas en su sitio. Ahora bien, si a un servidor se le acusa de haber recibido dinero en negro por unos supuestos papeles que aparecen, este servidor inmediatamente, tras conocer esa noticia, se presentaría en el juzgado para formalizar la pertinente denuncia puesto que no tengo nada que ocultar en ese asunto. Sin embargo, todavía algunos no han denunciado esa supuesta falsedad en los juzgados y  la ciudadanía se empieza a indignar más de lo que está. Insisto: todos tenemos derecho a la presunción de inocencia. Lo único que pido es que, si hubiesen delitos, que no prescriban y la justicia ponga a buen recaudo a los culpables.

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Lo que si tengo claro, y eso nadie me lo puede negar, es que en mi país hay corrupción, de un lado y del otro. ¿Quién tiene la culpa de todo esto? Sí, usted ha acertado: los catetos del triángulo rectángulo que siempre pagan los platos rotos.
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Los políticos honrados
 se quitan de en medio
 cuando cae sobre ellos
la sospecha.
Antonio Gala, escritor (1.930)