En algunas tertulias que he tenido con algunos compañeros o familiares para arreglar este asunto de la crisis que nos ahoga, decía que no hay suficiente oro en el mundo para pagar la deuda que tienen la gran mayoría de los países que están instalados en este planeta tan hermoso. A priori, me decían que existen una serie de reservas de oro (dinero) que permiten a los países actuar en consecuencia con una depresión económica y que, al ser estas crisis cíclicas, durarían como mucho unos pocos años (tres, cuatro...) y todo volvería a su cauce. En cierta manera, llevaban razón puesto que las crisis últimas han sido así: se generaban déficit en los países y al cabo de pocos años, volvía otra vez el crecimiento económico y, consecuentemente, la inversión necesaria para crear infraestructuras, que generarían empleo, junto a la inversión en las empresas y en proyectos múltiples, que también crearían empleo. Les repetía, una y otra vez, como inocente quijote en batalla con los molinos de viento, que el dinero, las monedas y billetes que tenemos en nuestros bolsillos, se hacían de la nada y no valía nada realmente, que el oro no tenía nada que ver y que esto era un asunto muy delicado con consecuencias a largo plazo. Mis palabras caían una y otra vez en saco roto. Mientras tanto, se seguía fabricando dinero sin ton ni son. ¡Qué ventaja tendríamos si dispusiéramos de una máquina de esas!
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Ahora tenemos una crisis que no se ha solucionado ni en tres ni en cuatro años y que, muy probablemente, durará algunos años más y no serán ni tres ni cuatro... ¿Por qué? Es hora de reflexionar y obtener conclusiones sensatas y críticas. ¡Ah!, y no hemos vivido por encima de nuestras posibilidades. Eso es lo que nos dicen para tenernos controlados, atenazados y en estado de shock permanente. La descarga eléctrica ha sido de mucho voltaje y nos tienen sumidos en la más miserable incertidumbre. ¿Quién o quiénes controlan todo esto? ¿Quién o quiénes son los responsables? Me gustaría saberlo, es simple curiosidad innata.
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