Había una vez un gato llamado Alexei. Una vez, cuando sólo era un cachorrito, vio por primera vez a un ratón y se fue con su madre por el miedo que le tenía.
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Con el tiempo, se hizo un gato grande y bonito, pero no perdió su miedo a los ratones. Todos los días, su dueña, una señora rica, le daba cuatro pescados (no ratones) y así se saciaba.
Salía por la gatera y se iba al local de Laila a por un tazón de leche.
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- ¡Hola, Laila! Ponme lo de siempre...
- ¡Claro, Alexei! ¡Por ti hago cualquier cosa!
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Alexei se tomó el tazón de leche y le pagó dos pescados.
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- ¡Gracias, Alexei! Vuelve pronto – le dijo Laila.
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Un día, hubo una plaga de ratones y Alexei no se atrevía a salir a la calle. Poco después, llegó su hermana, Rebeca, y le dijo:
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- ¡Ahí fuera te pegas un festín de ratones!
- Sí..., mejor me quedo aquí – le respondió Alexei.
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De pronto, entraron más de veinte ratones a la casa y Alexei, por arte de magia, perdió su miedo y se zampó los ratones uno a uno con su hermana Rebeca y la dependienta Laila.
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© Rebeca Doreste Febles
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