Hace calor aquí dentro y, para colmo, llega el momento de la verdad, el momento que todos estábamos esperando. El equipo ha realizado un excelente trabajo, y muy duro, durante el invierno, haciendo varias probaturas, ensayando los pit lines, la fiabilidad y colocando nuevas piezas que, probablemente, significarán una gran mejoría en la aerodinámica con respecto al año anterior. Ahora mismo, el corazón me late excesivamente rápido, con elevadas pulsaciones, pero a pesar de todo, estoy muy concentrado en lo que tengo que hacer. El bólido ha sido chequeado y todo parece estar bien, pero eso es en apariencia porque nunca se sabe qué puede pasar ya que en este deporte todo es imprevisible.
.
Hemos preparado una estrategia a dos paradas: la primera, en la vuelta 13, en la que calzaremos neumáticos duros; la segunda, en la 42, colocando los blandos. A lo lejos veo nubarrones negros que pueden indicar lluvia aunque, sin embargo, el parte meteorológico del equipo y sus previsiones parecen ser favorables para la carrera y no caerá agua en la pista. Ojalá sea así porque, de lo contrario, la estrategia preparada se irá al traste y habrá que replantearla muy rápidamente de nuevo. Puede ser ventajoso para mí que salga el safety car y aprovecharme de la mala suerte de otro piloto, pero también me puede perjudicar. Sé que todo esto no afecta únicamente ni a mi equipo ni a mí puesto que las otras escuderías tendrán que hacer lo mismo y la victoria dependerá de otros factores.
.
Tuve mala suerte en la sesión de clasificación y saldré cuarto porque un pequeño derrape en la curva 6 me hizo perder algunas décimas. Es una lástima porque iba el primero rompiendo el cronómetro en todos los sectores y casi la pole la tenía asegurada. ¡Qué rabia, por 5 décimas! Peor suerte tuvo mi compañero de equipo que, aunque sea otro rival a batir, no pudo pasar de la Q1 por un problema en la caja de cambios. Por delante de mí se han colocado tres huesos duros de roer: Button, Alonso y Vettel. Por detrás, hay otros tres tigres: Webber, Hamilton y Rosberg. Y tengo que pensar también que Maldonado y Pérez son también, ¡cómo no!, excelentes pilotos.
.
Sé que no lo tendré nada fácil pero no voy a pensar en negativo porque salir por la parte limpia del circuito da ciertas ventajas. Lo daré todo e intentaré adelantar a Alonso y a Vettel antes de la primera curva porque por lo menos espero un error de los que van delante, aunque quizá el error lo cometa yo… Mi ingeniero en pista me ha recordado que debo tener en cuenta que la curva 6 no se me da bien y debo tomar precauciones con ella. Quiero ser positivo y esperaré el fallo de alguno de ellos para ganar un par de posiciones, eso sí, con un poquito de fortuna.
.
Ya escucho los rugidos ensordecedores de los otros monoplazas pero en estos momentos parece que mis tímpanos no funcionan, no escucho nada… Por mi mente pasan las imágenes de todos lo que han contribuido a que yo esté aquí sentado. Un escalofrío recorre todo mi esqueleto. Estoy muy tenso y mis ojos están clavados en la hilera de luces rojas que me indicarán cuando tendré que acelerar. Ahora no valen ni rezos ni magia negra: mi máquina y yo somos uno y vamos a por todas. Queda muy poco para que esto comience… Se empiezan a encender las luces rojas…, una a una…, revoluciono el coche…, quedan 4, 3, 2, 1… ¡Semáforo en verde! ¡Suelto el freno y... a fondo!
.
.
Me gusta el riesgo, soy un poco impetuoso;
prefiero acabar segundo haciendo un
adelantamiento imposible que
quedar primero viendo
que la gente no se divierte.
.
Fernando Alonso (29-7-1.981), bicampeón del Mundo de F-1.
No hay comentarios:
Publicar un comentario