El Maestro sufí contaba siempre una parábola al finalizar cada clase, pero los alumnos no siempre entendían el sentido de la misma.
.- Maestro – lo encaró uno de ellos una tarde -, tú nos cuentas los cuentos pero no nos explicas su significado...
.- Pido perdón por eso. – Se disculpó el maestro – Permíteme que en señal de reparación te convide con un rico durazno.
.- Gracias maestro - respondió halagado el discípulo.
.- Quisiera, para agasajarte, pelarte tu durazno yo mismo. ¿Me permites?
.- Sí. Muchas gracias – dijo el discípulo.
.- ¿Te gustaría que, ya que tengo en mi mano un cuchillo, te lo corte en trozos para que te sea más cómodo?
.- Me encantaría... Pero no quisiera abusar de tu hospitalidad, maestro.
.- No es un abuso si yo te lo ofrezco. Sólo deseo complacerte... Permíteme que te lo mastique antes de dártelo...
.- ¡No maestro, no me gustaría que hicieras eso! - Se quejó sorprendido el discípulo.
.El maestro hizo una pausa y dijo:
.- Si yo les explicara el sentido de cada cuento... Sería como darles a comer una fruta masticada.
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.- Maestro – lo encaró uno de ellos una tarde -, tú nos cuentas los cuentos pero no nos explicas su significado...
.- Pido perdón por eso. – Se disculpó el maestro – Permíteme que en señal de reparación te convide con un rico durazno.
.- Gracias maestro - respondió halagado el discípulo.
.- Quisiera, para agasajarte, pelarte tu durazno yo mismo. ¿Me permites?
.- Sí. Muchas gracias – dijo el discípulo.
.- ¿Te gustaría que, ya que tengo en mi mano un cuchillo, te lo corte en trozos para que te sea más cómodo?
.- Me encantaría... Pero no quisiera abusar de tu hospitalidad, maestro.
.- No es un abuso si yo te lo ofrezco. Sólo deseo complacerte... Permíteme que te lo mastique antes de dártelo...
.- ¡No maestro, no me gustaría que hicieras eso! - Se quejó sorprendido el discípulo.
.El maestro hizo una pausa y dijo:
.- Si yo les explicara el sentido de cada cuento... Sería como darles a comer una fruta masticada.
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Donde haya un árbol que plantar,
plántalo tú.
Donde haya un error que enmendar,
enmiéndalo tú.
Donde haya un esfuerzo que
todos esquivan,
hazlo tú.
Sé tú el que aparta la piedra del camino.
plántalo tú.
Donde haya un error que enmendar,
enmiéndalo tú.
Donde haya un esfuerzo que
todos esquivan,
hazlo tú.
Sé tú el que aparta la piedra del camino.
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Gabriela Mistral (7-4-1.889, 10-1-1.957).
Premio Nobel de literatura en 1.945.
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