El Presidente del gobierno de mi país ha comparecido para dar su versión sobre el asunto Bárcenas (fin de la cita). No es que me haya dejado convencido, ni mucho menos, pero le faltaron asuntos por responder porque, como no podía ser de otra manera, me dejó tal cual estaba, es decir, sigo pensando que en los sótanos del partido del gobierno se cocía algo que no eran precisamente habas y no es que quiera acusar a nadie, en absoluto, pero alguien que amasa 47 millones de euros y sus jefes no se enteran de nada, da que pensar y mucho (fin de la cita). O los jefes de quien amasó esa fortuna no se dieron cuenta o es que son tontos y muy tontos. Oiga, que 47 millones de euros (sí, más de siete mil ochocientos millones de las antiguas pesetas) cantan mucho para “perderse” sin ningún control (fin de la cita). Aunque hay que decir que quien tenía ese dineral en Suiza, el señor Bárcenas, argumenta que le gustaba tener el dinero en movimiento invirtiéndolo aquí y allá (creo que este señor sería un perfecto asesor financiero).
El señor Presidente admitió y dijo en su comparecencia que “me equivoqué al mantener la confianza en alguien que no la merecía” (fin de la cita). En este punto, como humanos que somos, es justificable admitir el error, al igual que lo pudiera hacer usted o yo. Pero si usted o yo nos equivocamos en circunstancias parecidas al presidente, pongamos que en nuestro quehacer profesional, tendríamos un problema grave, muy grave, con nuestros superiores. ¡Qué suerte es ser el jefe! De resto, nada nuevo bajo el sol (fin de la cita).
Lo que sí que tuvo el Presidente fueron unas cuantas imprecisiones, por no decir desviaciones de la realidad, todo sea dicho. Sugiero que lean esto picando AQUÍ y que cada cual saque sus propias conclusiones.
Tampoco el señor Presidente contestó a varias preguntas que le hicieron los portavoces del arco parlamentario y más bien se ensañó con el principal líder de la oposición, el señor Rubalcaba, con el típico “y tú, más” (fin de la cita) para enrocarse y no permitir amenaza alguna de un jaque mate. Toda la intervención del jefe del ejecutivo estuvo bien calculada y estudiada puesto que se limitó a leer el discurso diseñado por sus asesores y no dejó nada para la improvisación, incluyendo las respuestas que dio a los diferentes grupos parlamentarios (que no fueron tales) ya que estaban preprogramadas para su lectura. Como dije antes, nada nuevo bajo el sol y todo seguirá como hasta ahora, o sea, aquí paz, en el cielo, gloria, Bárcenas en la cárcel y algunos que han mentido al pueblo español, en el gobierno o en las altas esferas. Sí, decepcionante, desde luego, pero me hubiese gustado ver a la señora Cospedal explicando la indemnización al señor Bárcenas: “La indemnización que se pactó, fue una indemnización en diferido, y como fue una indemnización en diferido… en forma, efectivamente, de simulación de… simulación, o lo que hubiera sido en diferido… en partes de una... de lo que antes era retribución tenía que tener retención a la Seguridad Social… Es que si no hubiera sido… Ahora se habla mucho de pagos que no tienen retención a la Seguridad Social, ¿verdad? Aquí se quiso hacer como hay que hacerlo, con la retención a la Seguridad Social. (…) Así fue como se pactó” (fin de la cita). ¿A que hubiese sido más entretenido e intelectual? Y ahora sí: fin de la cita.
Un error no se convierte en verdad por el
hecho de que todo el mundo crea en él.
Mahatma Gandhi (2-10-1.869, 30-1-1.948), pensador y político.
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