viernes, 12 de junio de 2015

Adiós, Drácula.

Con él no pudo una estaca clavada en el pecho ni tampoco la exposición directa al Sol. Tampoco pudo el ramillete de ajo, ni el agua bendita y tampoco el crucifijo. El gran camino de la vida es lo que acabó con él.

Adiós, Christopher Lee (27-5-1.922, 7-6-2.015).



“No hay vida en este cuerpo. Yo soy nada, sin vida, sin alma, odiado y temido, estoy muerto para todo el mundo. Escúchame, yo soy el monstruo al que los hombres vivos matarían. Yo soy Drácula.”

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